El Diplomado Neurociencia y Gestión Pedagógica de la Convivencia Escolar, busca cubrir la necesidad de los profesionales que están relacionados con la educación de actualizar conocimientos, ampliar la perspectiva para comprender, diseñar y gestionar la convivencia escolar desde los planteamientos de la psicología educacional.
Daniela Muñoz Lubini
Daniela Muñoz Lubini, directora del diplomado, explica que este es un programa tributa a distintas carreras que están vinculadas con el ámbito educativo y que aporta a la formación de fonoaudiólogos psicopedagogos, educadoras diferenciales, profesores, educadores de párvulos y psicólogos, por lo tanto, entregando herramientas prácticas en corto tiempo.
“Dura seis meses y constantemente está en un proceso de actualización porque la idea es poder aportar a esta formación, y que nuestros estudiantes puedan volver al ámbito educativo con herramientas innovadoras, asociadas a la neurociencia y con aportes en la gestión de la convivencia escolar que hoy en día es una solicitud codiciada por los colegios”, cuenta.
Según explica, la neurociencia ayuda a entender cómo se desarrolla y cómo aprenden los niños, jóvenes y adultos a lo largo del ciclo vital desde los fundamentos del funcionamiento cerebral por lo tanto se comprende cómo es el aprendizaje y como el profesional debiera guiar este aprendizaje dependiendo de la etapa del ciclo vital y la edad en la que se encuentran los estudiantes.
“Lo más básico tiene que ver con la comprensión y regulación de las emociones, entender cómo estas se activan y se están procesando a nivel cerebral lo cual me permite comprender la conducta del estudiante y desde esa mirada yo puedo gestionar la convivencia escolar desde una visión comprensiva y también pudiéndolo guiar adecuado a las características del estudiante y su entorno”, comenta.
El equipo docente de este programa se compone por psicólogas, fonoaudiólogas y una educadora diferencial expertas quienes han tenido formación respecto del ámbito de las neurociencias aplicadas al entorno escolar y al funcionamiento cerebral lo que hace que cada módulo aporte además conocimientos, la experiencia en función de cómo encausar la neurociencia en pro de la convivencia escolar.
“Estamos vinculando la neurociencia a la convivencia escolar y a su contexto. No es solamente un diplomado en neurociencias de los cuales hay muchos, o un diplomado de convivencia escolar, sino que aquí damos respuesta a las necesidades de formaciión de nuestros estudiantes, utilizando la neurociencia como el fundamento que nos permite encausarnos en la convivencia escolar y hacer la bajada a los contextos concretos y a las dinámicas que se producen en la sala de clases y en los entornos más libres de los estudiantes”, cuenta Muñoz.
Agrega que lo anterior hace que el profesional que está dedicado al trabajo con chicos en cualquier entorno tenga estos conocimientos que le abre oportunidades para poder relacionarse de una manera efectiva con los niños y jóvenes, justificando su accionar pedagógico desde una comprensión de lo que está viviendo el estudiante y así poder entender sus conductas.
“Cuando logramos comprender la conducta del estudiante, cambian las dinámicas o las normas que proponemos en la sala de clases o fuera de ellas. Cambia la manera en que vamos a conectar con ese niño, generando un vínculo pedagógico y ese vínculo es muy relevante para ir disminuyendo las conductas disruptivas”, puntualiza.