El vínculo es lo que empodera al adulto para educar, es lo que vuelve a los estudiantes receptivos, es el vehículo que permite que alcancen su pleno potencial, da fluidez y percepción de bienestar por parte de los educadores.
Lialiana Fernández, directora del Diplomado en Neuroeducación y Vínculo para el Aprendizaje
Para Liliana Fernández, directora del Diplomado en Neuroeducación y Vínculo para el Aprendizaje, este curso se resume en que “es un programa que propone el entendimiento del vínculo y las emociones, con sus fundamentos neurocientíficos y aplicaciones en la enseñanza y aprendizaje, en el centro de la educación y la maduración humana”
Según cuenta es un diplomado “muy potente” en el tema de la neuroeducación, porque recoge información científica actualizada de cómo funciona nuestro cerebro, lo que incide en cómo podemos planificar mejor la enseñanza, entendiendo las características, procesos y motivaciones de docentes y estudiantes de maneras novedosas y más efectivas.
“Muchas veces quienes trabajamos en educación no sabemos cómo abordar ciertas situaciones conflictivas o no tenemos ciertas herramientas para motivar al estudiante que, por ejemplo, después de la pandemia, se siente desbordado o al contrario tiene una coraza que no nos permite ir más allá, y este programa entrega esas herramientas para superar este tipo de problemas”, menciona.
Está dirigido a personas que trabajan en comunidades educativas desde el ciclo inicial y hasta la educación media, personal docente, psicólogos, psicopedagogos y también consultores que por ejemplo estén trabajando en una ATE quienes apoyan y dan asesorías a establecimientos que entregan enseñanza en el país.
Explica cómo el vínculo es la base segura desde la cual los niños maduran, esto porque es la necesidad humana preeminente, es la que se relaciona con la sobrevivencia de la especie. Un niño o niña que se siente vinculado a sus adultos siente un reposo neurobiológico que le permite explorar, aprender, colaborar, superar las dificultades, condiciones necesarias del aprendizaje y la buena convivencia.
“Este programa te ayuda a trabajar con situaciones difíciles, con esos niños que no enganchan, que no están ni ahí, con los que no se motivan y con los que incluso nos rechazan, en definitiva, aprenderemos a conectar con los niños que están más complicados en el sistema escolar con una base y un marco teórico sólido y actual”, cuenta.
Los profesionales obtendrán herramientas como la importancia del juego en diversas situaciones escolares para generar aprendizaje, también saber trabajar en un aula positiva con elementos tribales basado en el proceso evolutivo del desarrollo humano, con estrategias para conectar y favoreciendo la autorregulación.
“Saldrán con muchas técnicas de construcción de habilidades cooperativas, dinámicas, metodologías, aprenderán el lenguaje para crecer o mentalidad de crecimiento, la autoeficacia y cómo las altas expectativas también influyen en la forma que trabajamos con otros, junto con herramientas de metacognición y trabajo con las familias”, menciona.
Lo anterior es relevante ya que este programa enlaza la alianza familia- escuela y cómo generar una aldea de vínculo con más comunicación y empoderamiento de la familia.
A su juicio, es de suma importancia tener un programa de estas características ya que estamos, como país, y a nivel mundial experimentando crisis de distinto tipo, mientras se presentan nuevas dificultades y existen docentes, estudiantes y apoderados alarmados en lo emocional, lo que hace casi imposible lograr aprendizajes si no se comprende cómo funcionan las emociones y el vínculo en el proceso vital y específicamente en las comunidades de aprendizaje.
Los académicos de este diplomado son de amplia trayectoria, y tienen conocimientos reales en teoría del vínculo, docentes que son científicos, especialistas en técnicas de aula y profesionales expertos en el trabajo con familias.
“El elemento diferenciador de este diplomado es la comprensión de las neurociencias del vínculo y las emociones de manera muy práctica y aplicada en las comunidades educativas, en la enseñanza, en la convivencia. Las personas que están trabajando en educación hoy requieren de una mirada integral, comprensiva, profunda que les permita ser efectivos en las tomas de decisiones de los planes que hagan”, puntualiza.