Tras los dos retiros en las cuentas individuales, la discusión sobre cómo mejorar las pensiones se ha vuelto fundamental en un sistema que ha sufrido múltiples críticas. Expertos analizaron los efectos de dos discusiones: aumentar la tasa de cotización y la edad de jubilar.
Cómo mejorar las pensiones es un tema que toma cada vez más importancia en el país, más aún con los dos retiros que podrían dejar a cerca de 4 millones de chilenos sin dinero en sus cuentas. Por tanto, resulta fundamental saber cuáles son los efectos del aumento en la cotización y la edad para jubilar.
Para la directora de Postgrados de la Universidad San Sebastián, sede Concepción, Karin Bravo, las posibles soluciones a las bajas pensiones que están recibiendo los chilenos pasan por un factor común: aumentar la tasa de cotización. “Las distintas comisiones que han trabajado en este tema han coincidido en este punto. Sin embargo, donde no hay tanto acuerdo es en el monto y quién financiará ese mayor aporte”, indica.
De hecho, a raíz de los dos retiros, el Gobierno evalúa aumentar la tasa de cotización en un 8% y no en un 6% como se contemplaba originalmente. “Este 8% extra lleva a que se ahorre más dinero y que éste rente según el fondo que el afiliado elija. Pasar de un 16% a un 18% puede parecer poco, pero considerando que este 2% extra obtiene rentabilidad a través del tiempo, las diferencias pueden ser significativas”, argumenta el académico de la Facultad de Economía y Negocios de la USS Concepción, Gonzalo Chávez.
Incentivos para pagar
Para evitar efectos negativos en el empleo, el aumento en la cotización debe ser gradual. Eso con la finalidad de incentivar el ahorro y evitar un aumento del trabajo informal. Sin embargo, la pregunta clave es quién se hace cargo de la cotización y si pueden existir beneficios tributarios o programas gubernamentales para incentivar su aplicación.
Según Gonzalo Chávez, lo importante es saber quién terminará pagando este aumento en la cotización. “Se puede decir que el 8% extra será financiado por el empleador. Si esto ocurre, el empleador podría financiar este monto reduciendo el sueldo de sus trabajadores con tal de que no haya diferencia entre el antes y el después para él. Entonces, el que terminaría pagando al final es el empleado. Todo depende de cómo se distribuya el poder de negociación entre las partes”, puntualiza Chávez.
En esa misma línea, el académico advierte que, de no aplicarse de manera correcta y paulatina el aumento de la cotización, podría transformarse en un incentivo para la informalidad, más aún en pandemia.
Para eso, una solución que plantea Karin Bravo es que pudiese existir un subsidio estatal como una manera de aminorar los efectos del aumento y así, incentivar el mercado formal. “Por ejemplo, podría existir un subsidio en la cotización de los trabajadores más jóvenes, ya que las primeras cotizaciones de un trabajador son las que se transforman en un monto mayor por el número de períodos que se rentabilizan en el sistema”, aconseja la ingeniera comercial.
Pensiones y edad de jubilación
Otra de las medidas que se evalúan es aumentar la edad de jubilación a los 67 años de vida. Esto debido al aumento en la esperanza de vida que, según el Instituto Nacional de Estadísticas, es de 81,8 años para las mujeres y 76,7 para los hombres. “Esta opción guarda relación con lo racional y matemático que es nuestro sistema. Esto es, para mejorar el resultado de las pensiones, o se aumenta la tasa de cotización o los períodos de cotización, lo que implica aumentar la edad para jubilar”, indica Bravo.
Pero más allá de esta medida, saber la edad razonable para jubilar representa un gran desafío. “Hoy vemos adultos mayores que se mantienen en el mercado laboral, algunos por necesidad de mejorar sus ingresos y otros porque requieren sentirse útiles. En este aspecto, hay que mirar los países desarrollados, donde las organizaciones han comenzado a mirar a los trabajadores como una fuente de información y traspaso de experiencia para las generaciones más jóvenes”, finaliza la académica USS.