Modificación en cambios alimenticios y una disminución de la actividad física son aspectos claves que se deben evaluar para revertir el sobrepeso.
Menor gasto energético diario, adquisición de alimentos de mayor poder de saciedad y bajo aporte nutritivo, menos opciones de disponibilidad alimentaria, consumo de alimentos fuera de horario de comidas, son algunos de los factores que, como indica Pamela Fehrmann, directora de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián, sede Valdivia, están incidiendo en el aumento de peso corporal de las personas.
“Antes de la pandemia nuestro perfil epidemiológico era bastante complejo. La Encuesta Nacional de Salud (ENS 2016-2017) mostró que un 74,2 % de la población presenta malnutrición por exceso y 86,7% es sedentaria. Ahora, entre los hábitos más significativos que se han modificado desde el comienzo de la crisis sanitaria está la diminución de la actividad física y los patrones alimentarios, causando un aumento exponencial”, precisa.
Así todo, Fehrmann subraya que, “esto se puede revertir con adecuada asesoría profesional, paciencia e idealmente con apoyo de toda la familia. Debemos considerar en primera instancia en qué etapa de cambio nos encontramos, saber y reconocer si queremos dar inicio a un cambio en nuestros hábitos alimentarios”.
“Preferentemente, se tiene que acudir donde un profesional nutricionista, quien realizará un plan alimentario según las necesidades, determinado por la evaluación nutricional, cálculo de requerimientos, y una planificación alimentaria”, sostiene.
“No obstante, como recomendación general se debe iniciar cambios respecto a los horarios de alimentación; considerar cuatro comidas en el día, con intervalos de tiempo de tres a cuatro horas; reducir el tamaño de las porciones de aquellos alimentos más calóricos; evitar la ingesta de alimentos entre comidas o los típicos snacks o colaciones cuando no son necesarios”, dice la académica, quien es directora del Diplomado en Nutrición Deportiva de la USS.
Asimismo, señala que “se debe aumentar el consumo de verduras, ya sea en preparaciones frías o calientes, y lo mismo en cuanto a la ingesta de frutas; si es posible tres porciones en el día; evitar los alimentos altos en grasas, y aquellos preparados en base a frituras, aquellos altos en azúcar; reducir la ingesta de sodio y aumentar la de agua, idealmente 6 u 8 vasos al día”, enfatiza la nutricionista.
“Se debe disponer al menos de 20 a 30 minutos para comer y planificar que la última comida o ingesta sea unas dos horas antes de dormir. Por supuesto, es importante realizar actividad física dentro del mismo hogar y buscar alternativas que permitan distraer nuestra mente y disminuir en algo la ansiedad”, finaliza Pamela Fehrmann.