La salud mental es un pilar fundamental de nuestro bienestar, y su cuidado requiere derribar el estigma que rodea a los trastornos mentales y normalizar la búsqueda de apoyo psicológico.
Uno de los desenlaces más trágicos asociados a los problemas de salud mental es el suicidio. Aunque en la última década la tasa de suicidio en Chile ha disminuido significativamente, aún se registra un promedio de 1.800 suicidios anuales. El impacto de cada una de estas muertes no solo afecta profundamente a los familiares, sino que también repercute en la comunidad y en el entorno social más amplio.
A las personas expuestas a una muerte por suicidio se les denomina “sobrevivientes”. Los sobrevivientes pueden enfrentar una angustia prolongada, que en muchos casos deriva en problemas de salud mental, como ansiedad, depresión o trastorno de estrés postraumático. Además, sus relaciones interpersonales suelen verse afectadas, ya que algunos tienden a aislarse, incapaces de compartir o procesar adecuadamente el dolor de la pérdida.
Con motivo del Día Mundial de la Prevención del Suicidio, conversamos sobre este tema con Álvaro Jiménez, académico de postgrado e investigador de la Facultad de Psicología y Humanidades de la Universidad San Sebastián. Actualmente, Jiménez lidera un proyecto FONIS enfocado en la postvención del suicidio y participó en la “Jornada de Prevención del Suicidio: de la Frontera al Sur”, organizada por la Universidad de La Frontera en Temuco.
El académico de postgrado y educación continua de la USS señala que “se estima que una de cada cinco personas experimentará la pérdida de un ser querido o conocido por suicidio a lo largo de su vida. Cada suicidio puede impactar de manera significativa a entre seis y diez personas del entorno. Este tipo de pérdida es un importante factor de riesgo para el desarrollo de problemas de salud mental y conductas suicidas. Y aunque los sobrevivientes reconocen la necesidad de apoyo, muchos enfrentan barreras para acceder a la atención adecuada, debido a la estigmatización que dificulta la búsqueda de ayuda”.
Al preguntarle por el impacto del suicidio en personas, familias y comunidades resalta la importancia de implementar estrategias de “postvención”. “La postvención es un conjunto de acciones orientadas a brindar apoyo emocional a las personas y comunidades expuestas a una muerte por suicidio, facilitando el proceso de duelo y la recuperación tras la crisis. Además, se enfoca en reducir el riesgo de futuros comportamientos suicidas, identificando casos de mayor vulnerabilidad y eliminando obstáculos para acceder al apoyo necesario”.
En el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, es importante recordar que la postvención es también una forma de prevención.