Los helados no son una opción saludable, sobre todo aquellos de crema, rellenos de galletas, con trozos de chocolates o con cobertura.
El helado es uno de los productos preferidos por la población, especialmente en época de calor, tanto así que, de acuerdo a estadísticas latinoamericanas, Chile es uno de los países con mayor consumo, promediando aproximadamente 7,7 litros por persona al año. Sin embargo, y a pesar de su gran popularidad, hay que consumirlo con cautela.
Debido a la industrialización de los alimentos, que ha generado una variedad de helados en el mercado, éstos se caracterizan por ser elevados en grasa, azúcar, conservantes y colorantes, con alta densidad energética (bordeando 150 a 200 calorías por 100 gramos). No se trata, entonces, de una opción saludable, sobre todo los helados de crema, rellenos de galletas, con trozos de chocolates o con cobertura. En este contexto, no se recomienda su incorporación en la alimentación rutinaria, más bien su consumo debería ser aislado.
Por otra parte, en el mercado existen helados cuya publicidad los destacan como “bajos en azúcar”, “sin azúcar añadida” o “bajos en grasa”, pero, debido al procesamiento y al tipo de ingredientes utilizados, pueden ser de menor calidad nutricional y no una garantía de “saludable”. Se recomienda una lectura cuidadosa del etiquetado.
No obstante lo mencionado, existen opciones saludables, como aquellos elaborados en forma casera con ingredientes naturales entre los que destacan las frutas de temporada combinadas con lácteos descremados. Se congelan para luego procesarlos en licuadora hasta obtener la textura cremosa característica del helado. Estas alternativas no sólo tienen un mejor perfil nutricional, sino que además son más económicos que aquellos que ofrece el comercio.
Carla Guzmán Pincheira
Académica de Nutrición y Dietética y del Diplomado en Nutrición Clínica del Adulto
Universidad San Sebastián