Marion Chávez, directora del Diplomado de Farmacia Oncológica USS
Este 4 de febrero conmemoramos el Día Mundial del Cáncer, una jornada dedicada a reflexionar sobre los avances farmacéuticos y los desafíos que persisten en el acceso a tratamientos vitales. Este día va más allá de la búsqueda de la cura, invitándonos a valorar la sobrevida, el tiempo en el que los pacientes continúan su lucha contra la enfermedad.
La investigación y desarrollo de nuevos fármacos han experimentado una revolución en las últimas décadas, con la introducción de terapias dirigidas e inmunoterapia. Estos enfoques específicos han transformado la forma en que abordamos el cáncer, ofreciendo tratamientos más efectivos y menos invasivos que la quimioterapia convencional.
Sin embargo, estos logros no están exentos de desafíos. Los farmacéuticos oncológicos desempeñan un papel crucial al asegurar la administración adecuada de medicamentos, trabajando en estrecha colaboración con equipos multidisciplinarios para garantizar la seguridad y efectividad del tratamiento.
A pesar de estos avances, persisten desafíos significativos, como el acceso desigual a terapias oncológicas de alto costo. Este dilema plantea interrogantes éticos, económicos y sociales. Aunque estas terapias ofrecen esperanza, su costo elevado puede ser una barrera insuperable para muchos pacientes.
La equidad en el acceso a tratamientos oncológicos emerge como una preocupación central, con disparidades evidentes entre diferentes grupos socioeconómicos. Pacientes con recursos limitados a menudo enfrentan barreras financieras que les impiden beneficiarse de tratamientos que podrían mejorar y prolongar sus vidas.
En este Día Mundial del Cáncer, instamos a abordar de manera urgente el acceso a terapias de alto costo. Esto requiere una colaboración integral entre la industria farmacéutica, el gobierno, profesionales de la salud y organizaciones de pacientes. La investigación farmacéutica continua es esencial para construir un futuro donde el cáncer sea más prevenible, tratable y, en última instancia, curable.
Que este llamado a la acción nos inspire a construir un camino hacia un futuro donde la esperanza y la cura estén al alcance de todos, independientemente de las barreras financieras. Juntos, podemos lograr avances que transformen la realidad de quienes enfrentan esta enfermedad.