Este programa tiene como objetivo proporcionar una formación humanista y sistemática que permita al egresado asumirla como propia y transmitirla en la docencia, en la investigación, en la profesión y en todo tipo de actividades.
“Consideramos a las humanidades no como una disciplina especializada en particular, porque eso no existe. Las humanidades tienen que ver con una mirada abarca a todos los saberes, quehaceres y vivencias del ser humano”. Con esta reflexión el director del Magister en Estudios Humanísticos, Alejandro Serani Merlo, explica las dimensiones que alcanza el programa que se dicta este año en su segunda versión.
El académico, quien es Médico Neurólogo y Doctor en Filosofía de la Universidad de Toulouse Le Mirail, Francia, cuenta que este programa no es profesionalizante, ni tampoco prepara para la investigación especializada. Se trata de un magister académico formativo que es a la vez interdisciplinario y transdisciplinario.
“Cultivamos una mirada intelectual unificadora y sintética, que siendo general no es superficial. Trabajamos una visión sintética, pero a la vez radical, que busca conectar la amplia diversidad de las cosas con los aspectos más esenciales y permanentes de la persona humana y de su vida en comunidad”, explicó.
Esta mirada humanista no busca imponerles a las cosas un sentido que ellas no posean, sino más bien comprenderlas y asumirlas en su realidad y profundidad. Esta perspectiva debiese favorecer un ordenamiento de la vida humana en armonía con la realidad, y no en pugna con ella.
“Se trata de rescatar y potenciar un dinamismo que emerge desde los estratos más profundos del ser humano, y de ordenar la vida para asumir, potenciar, precisar, concretar, enriquecer y vivenciar esos mismos dinamismos. Ese es, nos parece, el verdadero sentido y significado de las humanidades”, comentó el director.
Ese es el espíritu que ha buscado plasmarse en la malla curricular del Magister, que cuenta con tres ejes o pilares fundamentales: Filosofía y Teología, Historia y Cultura y Arte y Literatura, cada uno de ellos desarrollados en los distintos cursos. El Programa Académico culmina con la realización de un trabajo final que puede adoptar diversas formas: tesina o memoria, obra de arte o, una intervención educativa o social.
“Estamos abiertos a toda una diversidad de resultados posibles. Queremos frutos no productos, y esto se logra fundamentalmente a través del estudio, y de la convivencia amistosa y culta entre alumnos y profesores. Intentamos conocer personalmente a cada uno de nuestros alumnos, lo que va generando un clima de exigencia intelectual, pero también de confianza y cercanía”, cuenta Serani.
Algunos de los cursos se imparten en cada una de las cuatro semanas intensivas que se realizan en diversas partes del país (Concepción, Valdivia, Santiago, Puerto Montt). Estas semanas son instancias privilegiadas de estudio en profundidad, y de estrecha convivencia entre los alumnos que provienen de distintas regiones.
“Nuestro Programa es sanamente ambicioso y aspira a contrarrestar algunos de los prejuicios que circulan en relación con las humanidades. Lo nuestro no es la “cultura general”, ni las visiones arbitrarias, relativistas o superficiales. No compartimos tampoco una visión dualista que contrapone las humanidades a las ciencias, porque pensamos con los clásicos que “nada de lo humano nos es ajeno”. Por eso mismo, tampoco oponemos lo humanista a lo religioso, y acogemos con interés la consideración multimilenaria de la humanidad que ve al ser humano como un ser abierto a realidades que lo superan”, señaló.
Pese a ser un programa de alta exigencia, los alumnos logran responder a ella adaptándose a sus variadas circunstancias y encuentran incluso una nueva fuente de inspiración para su existencia cotidiana. “Hemos visto con satisfacción, como renace progresivamente en nuestros alumnos la experiencia del gozo intelectual. Se cumple aquello de que el verdadero estudio alegra el alma”, sentenció.