Robinson Méndez, destacado deportista y estudiante del Magíster en Actividad Física y Deporte Adaptado, ganó medalla de plata en el Mundial de Canotaje en Dinamarca, dejando su marca en la historia del deporte.
Más mérito aún, si se considera que su historia no ha sido fácil. A los 12 años, una bala perdida le provocó una lesión en su médula espinal, dejándolo parapléjico. Pero esto no lo detuvo en su sueño de volverse un deportista de élite.
Primero comenzó jugando tenis en silla de ruedas, donde consiguió más de 27 títulos. Participó en cuatro Juegos Paralímpicos y fue número uno de Chile por 15 años.
Nuevos rumbos
En 2016 se trasladó a Concepción para entrenar junto a la selección chilena de paracanotaje en las disciplinas de kayak y canoa. “La motivación del cambio de disciplina fue mantenerme activo como deportista y ver otro deporte que no tuviese tanto impacto y que alargara mi vida profesional”, destacó.
Robinson señala que el camino para ser un deportista paralímpico no es sencillo. “Hay un estigma de la gente, cuando eres niño nadie te cree porque estás en una silla”, reflexionó, recalcando que el tema de financiamiento es complejo, en especial al comienzo. Pese a lo anterior, asegura que ve mucho futuro para el deporte adaptado y paralímpico en el país. “En Atenas éramos cuatro deportistas, ahora fueron 19 a Tokio. He notado muchos cambios desde el inicio”, aseguró. Así, impulsado por su amor al deporte, Robinson decidió formarse en el Magister en Actividad Física y Deporte Adaptado USS. “Es el primer y único en Chile, además siento que mi vida es el deporte y debía especializarme con un tema así. Es una muy buena Universidad, hay muy buenos profesores. Era una meta que tenía desde que estudiaba la licenciatura”.