Es fundamental que cada persona pueda reconocer las emociones que está experimentado y analizar qué acciones pueden generar alivio a corto o mediano plazo para ayudar a afrontar ese estrés.
A pocas semanas de que finalice este particular 2020, empieza un tiempo de balances. Si bien este tradicional ejercicio será distinto al que se hace en un año normal, es necesario darse un espacio para analizar el período e iniciar la etapa que se avecina que también será, al menos en lo referente a la crisis sanitaria, muy demandante.
Felipe Parra, académico de la carrera de Psicología de la Universidad San Sebastián y magíster en Desarrollo Organizacional y Recursos Humanos, comenta que el cierre de año acarrea una serie de rutinas en distintos planos. “En lo estrictamente laboral, cierres, evaluaciones, promedios, rendiciones o incluso la planificación de celebraciones pueden ser factores estresantes, sin embargo, es importante considerar que éste no es un año normal para hacer un cierre o una evaluación también normal”, indica.
En un contexto de pandemia y luego de una crisis económica desembocada por la crisis sanitaria, muchas organizaciones están lejos de cumplir las metas que habían proyectado para este año. La sensación de no logro puede, por ende, abrumar a los equipos. “Este año y sus particularidades hacen que no se pueda evaluar de la misma forma, a pesar de que cada organización evaluará cómo hace tal balance. Lo anterior no quita la relevancia de tener instancias de declaración, análisis o socialización sobre lo alcanzado o no alcanzado”, dice Felipe Parra, director del Diplomado en Selección y Evaluación de Potencial de la USS.
En estos espacios es fundamental distinguir “de la forma más clara posible lo que fue imposible prever o lo que estuvo dentro de las gestiones internas de impedir. Claramente tal línea será más difusa en la medida en que se tengan menos instrumentos, por lo tanto, tal balance debe incorporar de manera integrada la mayor cantidad de indicadores con los que se cuenten, ya sean KPI (Key Performance Indicator o Indicador Clave de Desempeño) de Gestión de Personas, eficiencia de procesos, o consumo para entregar productos o servicios. En este plano mientras más transparente e hilados estén tales análisis podrán ser mejor abordados por los líderes para trabajar con sus equipos”.
Un complejo contexto
Por lo general, los trabajadores presentan mayores niveles de estrés en la última etapa del año. Ahora la situación puede ser más difícil. “Vivimos cambios bruscos y demandas en aumento, lo cual genera una ruleta de emociones por el complejo escenario político, social y económico que atravesamos. Lo anterior se ve acrecentado en personas preocupadas por su continuidad laboral, que temen por una disminución en sus ingresos o un aumento de carga o funciones”, dice el académico USS.
Agrega que lo planteado corresponde a exigencias “externas” que estresan el funcionamiento normal del ser humano. Pero a esos factores se suman las exigencias internas. Por ejemplo, menciona, personas autoexigentes, con tendencias a no soltar el control o con altas expectativas de logro. Para enfrentar este escenario no hay recetas. “Si bien no existen recomendaciones que puedan ser de aplicación universal, este mismo componente único de cómo se vive esta respuesta a las demandas sirve para dar una orientación de cómo conectarse con el estrés. Una primera forma de explorarlo es reconocer lo que ocurre y saber si estoy sintiendo que estoy sobrepasado, cansado, disgustado o similar, es decir, conectar con la emoción”, indica.
Añade que es positivo reconocer lo que ocurre en la persona en el plano físico, mental o social cuando está sobrepasada. Asimismo, aconseja explorar qué cosas pueden generar alivio de corto o mediano plazo. “Si bien podemos pensar en ejercicios de respiración, una llamada para contención emocional, movimiento corporal, pausas activas, fortalecer los ciclos de sueño o ritmos circadianos, siempre se debe tener en cuenta que no hay aplicaciones que sirvan para todos y que la organización o sistema social en que se encuentra ese trabajador influye, por lo tanto, no es una tarea sólo del trabajador sino que idealmente conjunta y con el enfoque en lo personal pero también en lo social”, expresa Parra.
Insiste en la relevancia de las conversaciones de contención al interior de las organizaciones. “Cada líder debe preguntarse cuánto está escuchando a sus equipos y no desaprovechar las oportunidades presenciales o virtuales para generar instancias de diálogo de forma abierta y honesta, lo cual ayudará a generar un ambiente que mejore la disposición a enfrentar el escenario siempre complejo que es partir un nuevo año, sobre todo un año que no tendrá vacuna por al menos algunos meses. Un balance, por bueno o malo que pueda resultar, es mucho mejor que sólo avanzar sin mirar lo trabajado”.