Estas dietas, si son bien planificadas, pueden ser nutricionalmente adecuadas. Para esto es fundamental que sean implementadas bajo la orientación de un profesional del área.
Existen diferentes razones que motivan a seguir una dieta vegetariana o vegana, entre ellos, el respeto y compasión por los animales, la protección del medio ambiente o la prevención y/o tratamiento de algunas enfermedades.
Independiente del motivo para seguirlas, estas pautas alimenticias deben ser supervisadas por un nutricionista, pues “la adopción de este tipo de alimentación produce la reducción en la ingesta de ciertos nutrientes, los que deben ser reemplazados para evitar carencias que puedan llevar a alguna patología por déficit”, explica Francisca Peña, académica de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián.
Bajo una correcta planificación y acompañamiento profesional, las personas que las siguen tienen menor riesgo de presentar ciertas afecciones para la salud como cardiopatías, diabetes tipo 2, hipertensión arterial y ciertos tipos de cáncer, enfatiza la especialista.
¿Qué relación tienen estas dietas con los cálculos renales?
La alimentación tiene un rol importante tanto en la prevención como en el desarrollo de la nefrolitiasis, condición que se caracteriza por la presencia de piedrecillas en el riñón. “Esta patología se origina por la saturación de la orina por compuestos como el calcio, el oxalato, el fosfato y el ácido úrico, los que al intentar ser eliminados forman los llamados cálculos”, señala Peña.
La alta ingesta de proteínas de origen animal, principalmente de carnes, así como las dietas bajas en calcio, son factores de riesgo para esta enfermedad. “Por el contrario, el alto consumo de frutas y verduras, junto con la ingesta equilibrada de lácteos bajos en grasa y de abundante líquido, reduce el riesgo de desarrollarla. Por este motivo una dieta vegetariana equilibrada, con aporte de productos lácteos, parece ser más protectora para pacientes con esta patología”, detalla la docente del Diplomado en Nutrición Clínica del Adulto.
El caso de los veganos es diferente, ya que el bajo consumo de calcio proveniente de alimentos lácteos parece predisponer esta condición. “Se sabe que al consumir menos calcio aumenta la excreción urinaria de este mineral. Si esto se conjuga con una dieta rica en alimentos vegetales como la espinaca, los porotos, las betarragas y los cereales integrales, que poseen un aporte de oxalato elevado que no es absorbido por el organismo y es eliminado vía renal, se favorece la sobresaturación de la orina y aumenta el riesgo de desarrollar cálculo, más aún si la persona tiene un bajo consumo de líquido o este proviene de bebidas carbonatadas”.
En conclusión, las dietas vegetarianas no se asocian con un mayor riesgo de producir cálculos, y sus beneficios para la salud y el medio ambiente superan a los riesgos. Por otro lado, “las dietas veganas, deben ser planificadas para suplir los nutrientes que pueden ser deficitarios y si el objetivo es prevenir la nefrolitiasis, los expertos recomiendan la suplementación con calcio oral”, finaliza la docente.