Hoteles, restaurantes y otras empresas vinculadas al turismo de invierno han tenido que suspender su funcionamiento y buscan desesperadamente opciones de poder abrir sus puertas con rigurosos protocolos de atención.
Desde la llamada crisis social, que se desató en octubre del año pasado, las empresas del sector turismo han sufrido mermas en sus prestaciones.
“La inseguridad producto de las manifestaciones generaba incertidumbre en quienes pueden acceder a este tipo de servicios, situación que los llevaba a postergar este consumo para cuando las condiciones del entorno fuesen más seguras. Así también, la suspensión de eventos masivos que impactaban positivamente a este sector, como la APEC y la COP25, generó una serie de cancelaciones para el periodo estival, que según FEDETUR habría implicado una caída del 28% en la llegada de turistas extranjeros“, explica la académica Karin Bravo, directora de Postgrados y Desarrollo Profesional de la Universidad San Sebastián, sede Concepción.
Y aunque ya existía ese antecedente, “difícilmente este sector visualizó que los tiempos complejos se extenderían también para la época invernal. Y es que las restricciones al libre tránsito debido a las cuarentenas, controles y cordones sanitarios, ya se extienden hasta por un centenar de días en distintas ciudades de nuestro país”, señala Bravo.
La académica explica que a pesar de que las empresas del gremio han hecho esfuerzos por definir protocolos sanitarios para entregar a su clientela protección frente al contagio, “definitivamente no es suficiente para garantizar el funcionamiento. Por ello, ya varias empresas dedicadas al rubro del sky se acogieron a la Ley de Protección al Empleo (Asociación de Ski Aceski)”.
Muchas ciudades del sur de Chile también se han visto afectadas en este rubro. Hoteles, restaurantes y otras empresas vinculadas han tenido que suspender su funcionamiento y buscan desesperadamente opciones de poder abrir sus puertas con rigurosos protocolos de atención. “El plan anterior sólo será posible si se conjugan ciertas condiciones: disminución de los contagios, mejores expectativas económicas y posibilidad de tener vacaciones. Las dos primeras resultan obvias, pero en el caso de la tercera condición, no podemos olvidar que el sistema escolar ya tuvo sus vacaciones en abril, por lo que no existirían las tradicionales vacaciones invernales de julio, alterando la planificación familiar”.
“Sin duda este sector requiere un apoyo financiero que le permita recuperarse y reinventarse en este difícil periodo, pues el retorno al menos para este periodo invernal es poco probable. Incluso, la misma Organización Mundial del Turismo ha declarado frente a esta pandemia, que “ante todo, están las personas”, finaliza Karin Bravo.